GALLEANDO

Ahora debería ser

miércoles, 15 de febrero de 2023 · 08:34

Anda aún alternando la intensidad de su entrenamiento con la lidia de toros en el silencio del campo bravo. Sólo brinda las excelencias de su concepto más granado a la escasa asistencia de prescindibles invitados que, después, cuelgan en las redes sociales los momentos de mayor intensidad expresiva del toreo desplegado. Cautivadoras obras llena de instantes emocionales que hacen las delicias de los más puristas.

Se observa en el hacer del diestro pacense una ilusión tan abrumadora que le pone una nueva esperanza en la nueva etapa que desea emprender. Es esto, quizá, mucho más notorio que la evidente preocupación por el comienzo de una temporada en la que su toreo debe explotar de forma abrumadora.

Ese dominio pleno en el recurso técnico para conseguir después la creación de su arte, con vigor y naturalidad, que manifiesta en una plaza de tienta, tiene que estar garantizado de una vez por todas en los lugares señeros de las más importantes ferias de temporada donde ya está anunciado. Entre Valencia, Castellón, Sevilla y Madrid suma ocho corridas de toros. Tres en Las Ventas y tres en la Maestranza. El cambio de un apoderado independiente, José Miguel Arroyo “Joselito”, por el de un productor de ferias, Simón Casas, ha supuesto una renovación de ideas a modo de alcanzar unos objetivos buscados y no encontrados en etapas anteriores.

Con esta intención está completando su preparación con una fuerza arrolladora. Magnificando la belleza del toreo y, sobre todo, con la necesidad imperante de vestir el traje de luces y triunfar convenciendo. Alejandro Talavante es un torero encumbrado, y denostado, que ha logrado cotas altas posiblemente superables, pero no ha alcanzado aún su más elevada dimensión.

En la nueva ilusión del melancólico torero se percibe el poderío del que quiere seguir estando. Las inmensas ganas de empezar. La exigencia a sí mismo para mostrar talento con expresividad mayúscula que, puesta al servicio de nuevas historias en el ruedo, alcance lo deseado. Ese toreo tantas veces vislumbrado y perdido otras en la mediocridad. Ahora debería ser.