RICARDO DÍAZ-MANRESA
Toreros sustituibles o insustituibles ahora
Dos cosas extrañas, como tantas otras en la desquiciada España actual. Los toreros, también las figuras, firman menos corridas pero por los percances hay más sustituciones de lo que era habitual.
Morante no se parece ni por asomo al del año anterior en cuanto a compromisos se refiere. En 2002 llegó hasta las cien corridas, sin faltar en los carteles, y este año, por lesiones de huesos y revolcones, falla más que una escopeta de feria. Mala suerte porque las de huesos son las peores y, desde luego, las más largas.. Y hasta han lesionado, cogido y corneado más de lo normal y de lo lógico a Roca Rey. Y a otro que toreaba mucho, Daniel Luque, ha dejado un buen número de puestos vacantes. Y hasta Manzanares, con sus ya clásicas operaciones en los momentos más inoportunos. Y Cayetano, menos pero también.
Y además se habrá notado en la taquilla porque no es que sean insustituibles pero casi. Hay toreros sustituibles e insustituibles. Y ahora, con la nómina escasa que tenemos de grandes toreros, díganme los que igualen o superen a los nombrados. ¿A quién llamamos para sustituir a Morante y Roca Rey se preguntarán los empresarios pensando en la taquilla?.
No nos engañemos. No hace tanto la nómina de figuras se elevaba a una docena o más, muchas de las cuales eran intercambiables en los carteles y valían todas para las sustituciones, que también había muchas porque los toros daban tanto o más que ahora. Lo de siempre. Pocos se libraban de las cornadas ante un toro, como era el de entonces, más fiero y peligroso.
¿Qué número de insustituibles podemos tener en el 2023?. Bajen, bajen mucho el número de la docena o docena y media de antes y lo verán claro. Incluso, también hay que decirlo, los de segunda fila eran más que ahora y con muchos méritos. No llegaban a más porque las figuras no les dejaban, pero apretaban mucho. Interesaban. Había bastante más emoción en los ruedos que ahora que tenemos un toro más noble, que dura más y embiste muy colaborador, y frecuentemente más soso con faenas interminables y pesaditas, en las que “necesitan” muchos toreros más minutos de los 10 reglamentarios, se oyen muchos avisos y entonces el nivel puede ser aburrido.
La sorpresa de 2023 es que ha sido una temporada de sustituciones mil porque han caído además el más taquillero y el que le sigue. Mala suerte. Y sin poder echar mano de otros que tapen bien el hueco. Es verdad que hay seis o siete, además de los referidos, que tienen buena crítica, excesiva en muchos casos, pero que toreando bien o menos bien, no atraen al público, o por cómo torean, o por lo que son, o por su escaso atractivo final y o por el toro que tienen delante. Más grande y más noble ¿y más bravo?…
Estos nombres están en la mente de todos. ¿Para qué insistir? Si no llevan gente Talavante, Castella o Perera, ya me dirán los que vienen detrás.