RICARDO DÍAZ-MANRESA
Toreros vistos, muy vistos o requetevistos
Uno de los debates en esta sociedad complicadísima que padecemos, a todos los niveles, es si es conveniente o no poner en los carteles a los toreros que están muy vistos, sin tener en cuenta si es por los años, por su influencia o también -y decisivamente- por sus méritos. O quizá por el cambio de cromos, tópico que sirve para taparlo todo, criticarlo a mansalva o utilizarlo siempre para creer tener razón.
Y una contradicción: los rasgavestiduras critican los carteles con toreros muy vistos y echan en falta a otros que no figuran, pero igualmente están muy vistos, quizá no en los grandes carteles.
Y todo se reduce a toreros que han dejado fuera de algunas de las primeras ferias de la temporada. Con razón si no están los jóvenes que se merecen estar y que los más destacados están. Es el grupo de los no vistos o poco vistos.
No contar con algunos toreros es una injusticia, pero el mundo –todo, no solamente el taurino- es injusto y me temo que seguirá siendo así por los siglos de los siglos y que los que amamos la justicia tendremos que seguir luchando para paliar injusticias.
Hay tres casos señalados en este principio de temporada que son Rafaelillo, Curro Díaz y Manuel Escribano. ¿No están vistos?
Rafaelillo lleva unos cuantos años y ha estado, y estará, en muchas ferias pero no me digan que no está visto, tan visto como algunos de los que sí están en Valencia, Sevilla o Madrid.
Curro Díaz también se ha paseado por muchas ferias, y las que le quedan, y efectivamente pasan los años y está bastante visto.
Y Manuel Escribano, más de lo mismo. Lo tuvieron arrinconado pero aquel triunfo en la Maestranza ante los miuras, tan lejano ya como inesperado y sorprendente sustituyendo al herido Juli, lo puso en órbita y ha toreado bastante, por lo que también está visto.
Entonces, ¿no deben torear los que están muy vistos pero incluidos en los carteles y sí los también muy vistos pero excluidos?
Desde niño he oído que el sentido común era el menos común de los sentidos y otra vez parece que es verdad. Y ya es que no sea el menos común, sino que parece que ha desaparecido y vemos a políticos, famosos, personajes de la vida nacional haciendo y diciendo insensateces propias de manicomio.
Al mundo del toro dudo que le haya llegado –espero que no porque estamos en un planeta diferente, nuestro planeta- algo de ese clima, que no parece ni español, ni europeo solo, sino mundial.
Mientras tanto, sigamos discutiendo o debatiendo sobre los toreros vistos, muy vistos o requetevistos. Buen debate o discusión.
Y seguramente nunca llegaremos a un acuerdo porque a los españoles nos gusta la polémica y creemos tener razón siempre.