JULIO DE LA PUERTA

“No es lo mismo ser ganadero que propietario de una ganadería”

viernes, 15 de abril de 2022 · 08:51

La ganadería de Julio de la Puerta, que data del año 1974, lidió una extraordinaria corrida en la plaza de toros de Bocairent. Julio de la Puerta García- Corona, uno de los tirulares del hierro junto con su hermano Pablo, nos habla de este festejo y de la gandería que fundó su padre.

En Bocairent, las labores de desembarque y enchiqueramiento por la mañana fueron complicadas.

Así es. Nuestros toros suelen ser complicados a la hora de desembarcar. Y luego, se juntaron las especiales características de esta por otra parte singular y preciosa plaza, con las puertas y las maderas, que lo hicieron todavía más difícil. Se rompieron dos puertas, otra se atrancó y hubo dos toros que al final tuvieron que saltar a la plaza desde el camión. Pero bueno, aunque los astados dieron guerra por la mañana,  por la tarde la verdad es que salió todo a pedir de boca. Quedé muy satisfecho de la bravura y del juego que dio la corrida. La gente se divirtió y los tres espadas del cartel, cada uno en su forma, cumplieron con creces. Sobre todo El Fandi, que estuvo sensacional con los dos toros, en gran profesional y figura del toreo. En plenitud. Ya estuvo a gran altura con el primero, Vivoro, al toreó bien con el capote, le puso cuatro pares de banderillas, y luego le hizo una faena templada  y bien rematada con los aceros. El presidente le negó una segunda oreja merecida.

La verdad es que fue una gran corrida. Y bien presentada. El tercero, Marito, brilló dentro del alto nivel general.

Fue un toro que tuvo fijeza, embestidas largas, templanza y clase. Sobresalió por la colocación de la cara, humillando. Y cayó en manos de Ruiz Muñoz, un torero con un especial sello de arte, no en vano es sobrino nieto de Curro Romero. Lo toreó muy bien. Luego el primer toro duró una enormidad. Fue noble, obediente, tuvo las virtudes de la prontitud, la entrega, y se veía  lo que iba hacer. Fue bravo en el capote y en varas, transmitió por su tranco en banderillas y tuvo temple en la muleta. Otro toro, a mi juicio, de alta nota.

La corrida, además de embestir, tuvo interés por su variedad de matices.

Es que Marcelino, el lidiado  en quinto lugar, segundo de Román, también fue un gran toro. El segundo, Triunfador, había sacado sus complicaciones y exigió por el pitón izquierdo porque tenía ese punto de bravura y sabía lo que se dejaba detrás, aunque por del derecho se desplazó largo y templado. Luego Marcelino tuvo clase, calidad, humilló, tuvo templanza, recorrido y prontitud y Román se afianzó con él y le hizo una faena larga y ligada, de gran duración y en la que rayó a buena altura. Y el cuarto, Margarito, transmitió por su acometividad, por la fiereza y esa sensación de peligro que deben transmitir los toros de lidia al aficionado. Fue un ejemplar castaño de muy buenas hechuras que peleó bravo en el caballo, y transmitió emoción al público y al torero.

Para un ganadero, debe ser una gran satisfacción lidiar una buena corrida con lo mal que se pasa antes de lidiar.

Sí, porque uno tiene dedicación exclusiva las 24 horas del día. Es un duro trabajo el del  campo, donde uno piensa en el toro en todo momento. Tanto mi hermano Pablo como yo estamos dedicados al cien por cien a la ganadería, vivimos en el campo y pasamos veinticuatro horas junto al toro y al caballo. La dedicación exclusiva, es uno de los secretos del éxito Muchos años de dedicación y sacrificio esperando los resultados. Nosotros nos seguimos tomando la ganadería con el mismo afán que nos lo tomábamos en la época de mi padre y mantenemos ese interés en que la ganadería funcione. Al toro hay que cuidarlo, esmerarse en su selección, en los tentaderos. Cuando las cosas no salen bien, uno abandona la plaza disgustado. Pero bueno, esto es así. Siempre se dice que una vez el toro está enchiquerado, la suerte está echada. Y ya todo depende de las circunstancias. Los toros al final son como los melones, que por mucho que uno los cuide, no se sabe lo que pueden llevar dentro hasta que se lidian. Por fuera pueden tener un trapío magnífico, pero luego a lo mejor no desarrollan el juego que uno desearía. El ganadero, puede imaginarse o intuir el juego que van a dar los toros por su reata, porque conoce las líneas de las que viene el toro, la vaca, el semental. Lo podemos intuir, pero al final nunca se sabe.

Es que el ganadero no deja de ser un alquimista, que tiene que combinar muchos factores para que salga a la plaza el toro que desea lidiar.

En nuestra casa los factores que más valoramos son principalmente los de la nobleza y la bravura. Nosotros no queremos crear un toro para gladiadores ni para héroes. Buscamos un toro que embista con verdad, con profundidad, con bravura, humillando y sin perder su punto de emoción y transmisión. Que tome las telas por abajo, y que su recorrido sea largo, que galope sobre los riñones. Hay teorías de algún ganadero que dice que prefiere que el toro no galope ni corra, sino que embista andando. Pero yo no quiero un toro que se quede a mitad del recorrido, sino que siga el engaño hasta el final, hasta donde llega la mano del torero, siempre siguiendo los vuelos de la muleta. El toro no es una máquina, y por eso debe de tener también suerte con el torero. Porque se dice que los toreros tienen o no suerte con los toros en el sorteo. Pero de los toros se puede decir lo mismo. Según en manos de quien caigan, pueden lucir más o menos.

Otro tema importante es el de el trapío, sobre lo nadie se pone de acuerdo.

Nosotros procuramos criar un toro armónico, que sea bajo, y que tenga la seriedad que debe tener un toro bravo. Porque el trapío no consiste ni en los pitones, ni en el volumen, ni en el peso. La seriedad en la expresión, eso es muy importante. Como con los caballos árabes. Un toro con 460 kilos puede tener el suficiente trapío. Hoy se exige un astado muy gordo, con mucha caja y que tenga muchos pitones. Y lo que de verdad transmite es la seriedad de la mirada, su expresión, su forma de embestir, su forma de acometer a los engaños.

Los toreros siempre han dicho que es lo que más les impresiona de un toro es precisamente esa mirada.

Y eso que no hace falta que sea agresiva, sino que tenga fiereza en los engaños. Que sea una mirada entre noble y desafiante. Es decir, lo que hablábamos de la mezcla de nobleza y bravura. Que acometan con ritmo, siguiendo los vuelos, con temple pero también con agresividad.

Algo que tuvo aquel famoso toro Riguroso, que lidió Fortes en una feria de San Isidro de Madrid. Un 22 de mayo  de 2016.

Fue un toro bravo y serio como demanda el público de Madrid y a la vez tuvo mucha toreabilidad para el torero. Ese es un buen modelo del toro que buscamos. Aquello nos dejó muy contentos, porque a pesar de que no fue un toro muy completo y que el torero no terminó  de aclararse por el pitón izquierdo. No es fácil que en Madrid, con lo que exigen allí de pitones y caja, embistieran todo tanto y tan bien. No es fácil, pero hizo lo que buscamos. Nosotros somos exigentes, porque queremos satisfacer a los espectadores y también colaborar al éxito de los matadores.

Su ganadería surge en el año 1974.

Mi padre la formó con dos líneas de bravo: una en pureza de sangre vazqueña y otra de Parladé-Conde de la Corte vía Bernabé Cobaleda que mi padre compró a Javier Solís de Miguel. Y una tercera línea que se eliminó. Lo del Conde de la Corte es lo puro nuestro, no tenemos nada que ver con Juan Pedro. La sangre Vazqueña viene de Veragua. Esto de Veragua fue lo primero que tuvo nuestro padre y le tenía mucho cariño porque era un enamorado de sus vacas jaboneras. Por eso lo hemos seguido manteniendo con idéntico cariño. Eso es lo que compró mi padre en los años 40  a Curro Chica, de que lo trajo de tierras de Portugal a Cádiz y luego vendió a Manuel Camacho y a Álvaro Domecq.  Es una línea más corta porque de ese encaste hay poco y debemos tener líneas abiertas. Tenemos cincuenta madres con tres o cuatro sementales. Lo justo para mantenerlo porque esto tiene menos tirón a la hora de lidiarse. En corrida de toros lidiamos algún toro. En la temporada no llega a tres o cuatro toros. Lo hacemos más de erales y utreros. En nuestra ganadería se dan cita tres de los cinco encastes fundacionales.

El porcentaje por tanto está en 25% veragua y 75% lo restante.

Por ahí anda. Nosotros llegamos a tener 1000 vacas hace 35 años. Luego nos quedamos en 500 y ahora, debido a la pandemia, estamos en 220. El ideal para ser ganadero es tener unas ciento ochenta vacas y en esa cifra estamos y nos mantenemos. A las que se unen las de encaste vazqueño hasta hacer un total de doscientas treinta cabezas. Nuestra pretensión es la de lidiar 7 u 8 corridas de toros cada año. No solemos lidiar  novilladas, y quemamos muchos toros en el campo, de los que vemos que no sirven para salir a la plaza.

Otra especialidad de la casa es la tienta campo abierto.

La tienta a campo abierto es de vital importancia. Seguimos haciéndolo porque es una tradición de una belleza excepcional. A parte de eso también es la tónica de bravura que hay en las camadas. Como digo, es algo muy bonito, espectacular, y además lo hacemos en una época en la que el campo está muy bonito. Es un espectáculo que combina la belleza y el riesgo que conlleva lidiar los toros a caballo. Metemos en un corralito a un grupo de erales, que a esa esa edad ya corren a mucha velocidad, unos 400 m a 60 km por horas. Se le pega una echada al becerro, y se le lleva al caballo donde le ponen dos o tres puyazos. No vemos el comportamiento de uno en uno, sino el conjunto del grupo. La nota de la bravura es la media de todos ellos. Si tientas 14 o 15 reses de un mismo semental, te haces una idea. Esta tienta a campo abierto es una de nuestras tradiciones.

No puede faltar la referencia a Anegado.

Es el semental estrella de nuestra ganadería. Lo indultó El Fandi en la plaza de toros de Baeza el 17 de agosto de 2008. Luego tres hijos suyos han sido indultados. Uno Pepe Luis, que lo indultó Padilla en Osuna en 2018. Otro, Petrolero, que también lo indultó Padilla en Lucena en 2016 y luego en Estepona Marcocinado, que lo indultó Perera en 2019. Y Gabrielo, por El Fandi en Antequera en 2017. También nos indultaron a Osunero en Estepona, pero este no era hijo de Anegado. Y tuvimos una gran alegría, ya que a un hijo de Pepe Luis, en una novillada sin caballos en Osuna, le dieron la vuelta al ruedo.

Cada tarde es importante.

Cuando el listón se pone alto la presión aumenta, pero la responsabilidad es grande. No nos gusta defraudar a nadie. Por eso, para nosotros lo son todas. Lo decisivo es el día a día. Nosotros somos ganaderos y no propietarios de ganaderías, que es distinto. Yo respeto mucho a quien se compra una ganadería como complemento de otras actividades, y luego nombra un mayoral para que se encargue de ella. Nosotros vivimos aquí todo el año. Toda nuestra gran familia, hijos, nietos están presentes. Aunque llevamos el tema más directamente mi hermano Pablo y yo. Con todo, yo destacaría el día del indulto a Anegado como una tarde importante. Como ha sido importante cada tarde en la que nos han indultado un toro. Porque esa sensación de que el público pida que le perdonen la vida a un toro, ese tira y afloja entre los aficionados y la presidencia, y ese flujo de emociones que corre por los tendidos en esos momentos, es una cosa que hay que vivir.

Es interesante esa disquisición entre ganadero y propietario de ganadería.

Insisto, yo respeto a todos. Pero esos que tienen contratan y delegan en un mayoral en la ganadería y viven ajenos a la finca, no es lo mismo. Ese amanecer sintiendo  a los toros,  acostarte oyéndoles reburdear. Ya no solo es estar en el campo, es tentar, lidiar en la plaza, es el día día, vivir los toros, conocerlos, seguirlos.

Ahora con motivo de la pandemia se están lidiando muchos cinquéños.

Bueno, son las circunstancias, pero tampoco tiene tanta importancia. Lógicamente, al tener el toro más años, igual puede desarrollar más sentido. Un año más, impone. Pero el toro que es bravo de verdad o el malo, lo es tengan cuatro o cinco años. El más bravo desarrolla más lo bueno y el menos bravo, desarrolla sentido. El bravo embiste a cualquier edad y en todos los terrenos. El menos bueno, desarrolla lo peor que lleva dentro.

La temporada 2022.

Ya hemos lidiado la corrida de Bocairent, tenemos otra en Trujillo, un festival en Almería. También una novillada en Villamartín que se ha suspendido dos veces, una por la lluvia y otra por la huelga de transportes. Otra corrida de toros en Almadén, una preciosa plaza donde hemos lidiado dos veces con éxito. Y se acuerdan de nosotros para repetir. Eso es lo que nos gusta, que allá donde vamos, tratar de quedar bien, gustar al público y que nos repitan. Ese satisfacer al público es uno de nuestros objetivos. Que el aficionado se lo pase bien, y que nuestros toros sirvan para que el torero disfrute. En esta fiesta estamos pasando por malos momentos de crisis por muchas circunstancias, pero lo importante es mantenerse y tener fe. Confiar en el ángel de la guarda, siempre hay que pensar y confiar en él. Y tener mucha fe .